miércoles, 29 de abril de 2015

UNA CUESTIÓN ABDL

Hace poco un amigo que también es parte de la comunidad, quien es diaper lover (DL), me preguntó, si lo que yo hacia era imitar el comportamiento de los niños. Esa pregunta me ha rondado la cabeza últimamente. Es por eso que ahora comparto este breve escrito con ustedes. Es verdad que en esencia los adult baby (AB) tiene comportamientos infantiles, como pueden ser el uso de elementos característicos de la infancia, los pañales, los chupetes,y los osos de peluche, que son simbólicos. El problema es que un AB no imita a los niños, sabe que él no es uno, y que la imitación resultaría en una imagen trastornada de la realidad. Los AB recrean para sí una infancia, que no es igual a la de los niños por supuesto, y tampoco es la misma que la que han tenido de pequeños, mucho menos se trata de reproducir nuestros recuerdos de la infancia tal cual han sucedido. La infancia que intentan reproducir los AB no es la infancia de los niños, sino una infancia nueva que parte de la experiencia de ser adulto. La recreación de un espacio y un tiempo fuera del espacio y el tiempo, con reglas propias y autosuficientes. El AB se crea un mundo misterioso a través de fragmentos y metáforas de la ternura y el cariño. Es un espacio que a veces se expande y otras veces se contrae, puede durar desde minutos hasta años, lo más recomendable sería que este durara horas. Sabemos que se trata además de un espacio de juego, un lugar secreto, para nosotros y nuestros compañeros de travesía con los que compartimos esta afición en particular, un instante en que nos sentimos queridos o vulnerables. Lo que intentan imitar los AB no es la vieja infancia, sino la nueva infancia cargada de las contradicciones de ser adulto y saberse niñohombre, de lo anterior, podemos decir que, no imitamos, sino que creamos una infancia nueva, distinta a la vieja infancia irrecuperable, sino que creamos una a la que podemos ir y volver cuantas veces queramos, la nueva infancia, que es también la edad del adulto. Los AB nos inventamos a nosotros mismos, a través de asociaciones delirantes entre la experiencia personal, lo tierno, lo prohibido, y el valor del cariño.
Alexeiv Kéldysh